Ocoeña que alimento' a Caamaño antes de su muerte, relata la historia 39 años despues.


Juana Martínez Tejeda, la dama que alimentó a Caamaño y a sus siete acompañantes en Las Cuevas, un pueblito de Ocoa a más de mil 500 metros sobre el nivel del mar, reveló que hizo llorar al héroe de abril en plena guerrilla en la Cordillera Central. Desde su humilde vivienda en la calle Mora número. 92, en el sector La Colonia, en Azua, la provincia por donde entró Caamaño, doña Juana dice que el líder guerrillero entró de sorpresa a su casita, para pedir algo de comer. La dama, nativa de San José de Ocoa, tenía 57 años, diecisiete más que el guerrillero. A sus 96 años recuerda muchos de los detalles del histórico encuentro. “Yo había matado un marranito y había preparado en la noche anterior la carne, muchos víveres y yuca para unos trabajadores y mis hijos que debían irse a Ocoa y por esos caminos se pasaban muchas calamidades”, dice.Su rostro lleno de arrugas contrasta con la sonrisa permanente que muestra al recordar con orgullo que fue la última ciudadana en conversar con Caamaño y darle la última comida caliente mientras los guerrilleros evadían la persecución de los militares, horas después de haberle creado las primeras bajas a las fuerzas regulares del Gobierno que encabezaba Joaquín Balaguer.“Ay, que Dios lo tenga en la gloria. Le di cuatro platos rebozados de carne y víveres y le mandó a sus otros compañeros que estaban en una lomita y otros que le esperaban fuera de la casa”, dice la anciana.Me dijo que le diera más y después me pidió café, dice llena de emoción doña Juana. Y después que comió me dijo: “ahora le voy a decir quién soy yo. Yo soy el coronel Caamaño”. El líder de Abril y Caracoles, quien tenía como seudónimo “Román”, se fue en lágrimas cuando doña Juana le pasó la mano por la cabeza, le dio un beso y le dijo: “Ay, mi hijo, por qué no te condoliste de los senos de tu madre”.
“Eso hizo que se fuera en lágrimas” –dice doña Juana- y recordó que luego le preparó una funda de comida.

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