¡Por Dios! podemos sacrificar todo, pero nunca sacrifiquemos la verdad

Por Omar Ureña

Me llamó mucho la atención en días pasados una expresión que cada día al escribir se hace en mi interior como una alerta sobre lo que debo decir apegado siempre lo mas próximo posible a la verdad. Sobre todo por la persona que lo dijo.

A veces no es necesario aprender en las aulas de una universidad porque la vida misma es esa escuela superior que nos enseña a cada segundo en nuestro entorno y fuera de el.

La expresión que hago refencia es ¡Por Dios! podemos sacrificar todo, pero nunca sacrifiquemos la verdad.

De acuerdo plena y totalmente con esta expresión, creo que es una lección que debemos asumir los que hacemos comunicación en cualquier parte y en cualquier medio sin importar los intereses que existan de por medio y a quien estos afecten. Máxime porque la verdad da la cara.

La sociedad actual requiere de esta expresión en todos sus estamentos porque hemos sido victimas en más de una ocasión en convertir una mentira repetida en una verdad oficial.

Debo admitir que a partir de ese día he dejado atrás el fanatismo religioso, político y de toda índole, porque ciertamente debo ser objetivo, veraz y tener el respeto de ustedes los lectores y darle al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios.

¿O sea que antes no decías la verdad? ¡Me explico! Todo lo que hemos publicado en este medio y en cualquier otro, ha sido consultado en las fuentes mas creíbles, o como ahora, hemos sido parte presenciar del mismo, o sea, que hemos tratado que se correspondan con la verdad o que estén próximo a esta, lo que decimos es que la expresión viene siendo como un aliento a cumplir con nuestra vocación la cual realizamos empíricamente.

La verdad es un bálsamo al alma, una liberación al cautivo, es sublime, no es necesario recordarla porque existe por si sola, no se inventa, lo contrario de la mentira que busca muletas y es menester repetirla hasta el cansancio para poder colarse como una verdad, pero que en un ejercicio de combate se desvanecen sus fuerzas y termina vencida, como venció Dios que es la verdad en la cruz la mentira

Esta expresión debo agradecerla con sentimientos de respecto y admiración al catedrático ocoeño Roberto Santana quien junto a la Fundación Ocoa de Pie llevaron a cabo una rueda de prensa para aclarar un conflicto sobre un solar en el municipio de Sabana Larga, relativo a la construcción de una escuela para la comunidad.

En honor a la verdad, Ocoa de Pie tiene la razón. ¡Me convencieron! Esa es la verdad ¡si señor!



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